Wednesday, January 04, 2006

Mi Reflexión en el día de la Madre 2002

Mayo de 2002

MI REFLEXION EN EL DIA DE LAS MADRES

Quienes hemos tenido la dicha de conocer a nuestra madre, estarán de acuerdo conmigo que en el mundo existen muchos amores, y que a lo largo del camino que nos ha tocado recorrer, hemos encontrado muchas clases de amores.

Pero el Amor de la Madre, es incomparable.
Es blasfemo llegar a pensar siquiera en hacer comparaciones.

En mi caso, he tenido la dicha de conocer tres mujeres que el nombre de madre lo llevan muy bien puesto. Y de las cuales me he sentido mas que beneficiado.

Puedo hablar por ejemplo de la que me brindo la vida.
De la que cercena su corazón, en cada desacierto mío.
De la abnegada en extremo, de la acaudalada de virtudes, presta a colaborar y perezosa a las discusiones vanas.
Puedo hablar de la que con su dulzura, prolonga los tiernos días de mi infancia. Y que al contacto de su presencia se disuelven los momentos angustiosos de mi vida.

Soy el producto de un amor tan grande, como el amor de mi madre. Soy un afortunado de ensueños al ser protegido de una madre, como mi Madre.

Ay, mis amigos, si conocieran a mi Madre.

La seguridad que me brinda mi madre, no la obtengo en ningún otro ser. Con la excepción de Dios por supuesto. Y...a propósito de Dios, he sido tan afortunado que el mismo Cielo me la ha bendecido en sabiduría y gracia. Sabiduría para aceptar su papel de madre, pero de madre solamente. Respetando el espacio de la otra mujer de mi vida, que al igual que ella es madre y que al igual que ella ha recibido la gracia de ser bendecida del Altísimo.

Se trata de otra madre, la madre de mis hijos, la misma que con sus caricias logro domar el corazón de Tigre que llevo dentro y que logro con su alma de Adelita, derretir mis intempestivos bríos de rebeldía y me llevo con finura al sosiego anhelado.

Y la otra madre ejemplo de mi vida, es la madre de mi mujer. Su corazón se multiplica, en virtud de las necesidades de sus hijos todos. Mi agradecimiento eterno hacia ella, por haber engendrado a la compañera de mi vida.

Como decía mi buen amigo y hermano Dr. Luis Correa Lacayo (Q.E.P.D.), “como hacen falta las madres de antes… las que en sus rodillas brindaban sus enseñanzas y en sus anécdotas mezclaban las alabanzas”.

Se que ninguna reflexión del día de la madre seria completa, si no hablara de la Madre que ha servido de inspiración a todas nuestras madres.
La Virgen Madre, la Escogida, la Bendita Entre Todas las Mujeres, la Llena de Gracia, la que al aceptar ser la Madre del Redentor acepto ser la Madre de todos nosotros, razón por la cual nos volvimos hermanos de Jesús y Coherederos de su Reino.

Ruega por nosotros Santa Madre de Dios, para que podamos merecer la gracia de ser considerados tus hijos. Y que iluminados por el Espíritu Santo reconozcamos que el día de la Madre no tiene fecha, el día del Ser que nos regalo la vida es permanente, son los 365 del año, y se merece nuestra consideración cada segundo de su vida.

Yo quiero honrar a mi madre hoy, no mañana, ni pasado, o cuando ya no pueda tener la oportunidad de decirle lo mucho que la amo, admiro y respeto.

Dios te bendiga madre mía, y extienda en salud y alegría tu existencia.

Tito Lagos-Bassett
Tito@Lagos.ws

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